Omar Hernández Desde la gestación de las Naciones Unidas, la promoción y defensa de los derechos humanos ha sido uno de los pilares de la acción del organismo internacional. Tan loable propósito reflejado en su Carta constitutiva y en la Declaración Universal que le sucedió, se vio luego reforzado mediante la tardía adopción de los Pactos Internacionales y de otros instrumentos que persiguen la protección de los derechos humanos de grupos vulnerables. El componente orgánico del Derecho Internacional de los Derechos Humanos ha ido evolucionando con el tiempo. No eran sólo los denominados Órganos de Tratados los llamados a vigilar el cumplimiento de los derechos humanos, con el apoyo indiscutible y asesoría técnica de la Oficina del Alto Comisionado. Como foro político, la extinta Comisión de Derechos Humanos jugó un rol decisivo en lo que al debate sobre dichos derechos se refiere. Pero su trabajo no estuvo exento de debate y en el clímax del proceso de reformas de Naciones Unidas, que tímidamente alcanzó una breve pero importante fase en medio de la Cumbre del 2005, se propuso su “sustitución” por un Consejo de Derechos Humanos. La diferencia no sería sólo de semántica. La palabra “Consejo” teóricamente denota un carácter más ejecutivo (lo cual al final quedó en un mero desiderátum, pues la idea inicial de convertir al Consejo en un órgano principal de Naciones Unidas tal como su homólogo de Seguridad, quedó en eso, un deseo). Pero el verdadero cambio, más allá de la leve reducción de países miembros se puede observar en dos aspectos que recién, llaman la atención de la prensa internacional y de la nuestra. Por un lado, la Resolución 60/251 de la Asamblea General de las Naciones Unidas que dio origen al Consejo, encomendó al mismo a responder “con prontitud a las situaciones de emergencia en materia de derechos humanos”. Sobre esa base, el Consejo en lo que va de año se ha reunido en tres oportunidades de modo extraordinario, para discutir la situación de derechos humanos en dos de los países protagonistas de la “primavera árabe”: Siria (el 29 de Abril y el 22 de Agosto) y Libia (el 25 de Febrero). Si bien el Consejo de Derechos Humanos no posee carácter sancionatorio, sus Resoluciones en ambos casos han sido bastante contundentes. Para muestra, en el caso sirio, las cláusulas no sólo condenan la represión del régimen de al-Asad (deslegitimado internacionalmente) sino que le hacen exigencias muy concretas. Otro aspecto interesante del Consejo de Derechos Humanos es su desprendimiento de una de las principales críticas que se la hacía a la otrora Comisión -su supuesta “selectividad”-. Pues bien, el mecanismo del Examen Periódico Universal da al traste con eso y dentro de pocos días (el 7 de Octubre, Viernes de la semana que viene) es el turno de Venezuela. Curioso ver el contraste entre la postura de Venezuela y la de la sociedad civil venezolana respecto del panorama de derechos humanos en el país. Por suerte, ambas posturas forman parte de la evaluación. Digno de analizar el párrafo 141 del Informe Nacional (elaborado por el Estado Venezolano): “Venezuela ha hecho valer su posición de Estado autónomo, soberano e independiente (…) ante las posturas hegemónicas, colonialistas y neocolonialistas (…) [materializadas] en el bloqueo a nuestras posiciones internacionales; la guerra mediática (…); y en el seno de organismos regionales como la Comisión y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuyas actuaciones se han traducido constantemente, en la elaboración de informes y fallos contrarios a la verdadera situación de derechos humanos en el país”. ¿Cuál será la verdadera situación de los derechos humanos en Venezuela? El Examen Periódico Universal será un interesante ejercicio en el que lo jurídico y lo político se fundirán. Por primera vez nuestro país estará bajo la lupa de Naciones Unidas en materia de derechos humanos, de modo global. En pocos días, sabremos el resultado. *Omar Hernández Internacionalista omaherna@gmail.com twitter: @omarhUN http://www.nuevaprensa.com.ve/site/ver_articulo_colum.php?id_art=147
martes, 27 de septiembre de 2011
Observatorio Global
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